Comenzamos con la emancipación del pueblo de Túnez, seguido de Egipto. Europa observa con orgullo y otras con temor, la pronta instauración de una democracia para una sociedad que lleva demasiado tiempo esperando la libertad. Surge la figura de un ditador llamado Gadafi quien siembra el desconcierto en la sociedad europea entre los que reclaman la intervención y entre los que abogan por la pasividad y la inobservancia. Por otra parte, un gran terremoto junto a un tsunami asola Japón y nos demuestra la fragilidad de un mundo en el que un gran arroyo de cambios parece asolar sus ultimos días.
Mientras tanto, nosotros, aquellos a los que ese tipo de sucesos nos toman tan lejos, los que no salimos de la crisis, el país de los 4.000.000 de parados , cambiamos de canal cuando la cosa se torna fea, porque si algo no nos gusta es comer mientras vemos malas noticias.
La nación española observa apenada el terremoto japonés y se debate entre arremeter o no contra Gadafi ¿Para qué? No somos los que tomamos la decisión, y poco importa. Discusiones acaloradas entre los que dicen sí a la guerra y los que opina que España no está para más embrollos. Y entre tanto yo, preguntándome si es lo mismo una guerra por unas supuestas armas de destrucción masiva que por un hombre que está masacrando a su pueblo.
El mundo se empobrece, nosotros también. El mundo cambia la sociedad se mantiene perpetua. Faltan valores.
¡Cuánta razón tienes! hace falta tener valores hoy en día
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